“Córdoba corazón de mi país”, decía un viejo eslogan de José Manuel de la Sota, ¿se acuerdan?
Hoy Córdoba está en el centro del drama de la Argentina. La pandemia se trasladó del Gran Buenos Aires al resto del país, como ya pasó en el primer brote. Y una provincia muy afectada es Córdoba. La situación en Santa Fe es casi gemela. Los 4.074 casos de ayer fueron el sexto récord en 8 días. Santa Fe también tuvo su récord: casi 3.300 casos.
El sistema de salud en Santa Fe está colapsado. En Córdoba, al límite.
Por eso en Santa Fe las restricciones a la actividad social y económica son cada vez mayores y efectivas. En Córdoba, son inminentes. Como ya pasó o como casi seguramente pasará en buena parte de la Nación.
Pero con un agravante. Córdoba y Santa Fe viven en mayor medida que la mayoría de las provincias de la actividad privada. ¿Por qué esto es un agravante? Bueno, a ver, en distritos donde las mayorías viven del empleo público y diferentes formas de subsidio, el golpe es menor. Ya lo vimos en el primer brote. El desempleo casi no aumentó en esas provincias, porque la Nación imprime billetes, los gobernadores reciben coparticipación, pagan y jamás despiden a nadie.
En lugares como Córdoba o Santa Fe la peste económica es, en cambio, tan letal como el coronavirus. Sólo un ejemplo: ayer, la Cámara de Comercio de Córdoba informó que en 2020 se desapareció un cuarto de quienes se identificaban como “patrones” en comercios y empresas de servicio. Son uno de cada cuatro pequeños y medianos empresarios, a veces informales. Eran el músculo de todos esos locales vacíos que vemos en la peatonal de Córdoba. En Santa Fe debe ser parecido. Acá las restricciones no son gratis.
Encima, no es lo único. Las maldiciones bíblicas suelen llegar todas juntas. Mientras el Covid y su mutación económica golpean el centro de la Argentina, el gobierno de Alberto Fernández cierra las exportaciones de carne. Y en Diputados el kirchnerismo le dio dictamen a la nueva ley de biocombustibles. Adiviná cuáles serán las mayores víctimas de ambas decisiones. Sí, adivinaste: Córdoba y Santa Fe, corazones de mi desmadre.