La Universidad Nacional de Córdoba acaba de poner sobre la mesa un hecho fundamental: la presencialidad plena no volverá más a las aulas. Lo dijo el rector, Hugo Juri: la universidad va a seguir trabajando con un esquema mixto. Los teóricos van a seguir siendo virtuales, tal vez para siempre. Los laboratorios, cuando sea imprescindible, serán presenciales.
La decisión tiene infinitas aristas. Por empezar, dentro de la universidad. ¿Un profesor va a poder grabar un teórico y repetirlo varios años? ¿Y va a cobrar lo mismo? ¿O la UNC le va a exigir algo a cambio, por ejemplo, que sea una clase magistral? Sin tantas aulas para atender, ¿harán falta menos no docentes? ¿El ahorro de dinero y tiempo en transporte, se contará como un aumento salarial?
Pero para la educación en general también tiene implicancias. Es obvio que la pandemia aceleró la llegada de la teleeducación, así como pasó con el teletrabajo. En todo el mundo. Y tiene enormes desafíos. ¿Cómo se van a reconvertir las universidades? Por ejemplo, la UNC ¿va a ser otra universidad dedicada a ofrecer carreras baratas a distancia? ¿o se va a especializar en carreras caras presenciales o virtuales? ¿Cómo hará la UNC para competir con otras universidades que hagan lo mismo? Es cierto que alguien de Jujuy podrá estudiar en Córdoba sin venir o casi sin venir a Córdoba. Pero es posible que un tiempo más ese mismo estudiante pueda estudiar en Harvard sin salir de Jujuy. Es más: lo mismo puede suceder con un estudiante nacido y criado en Córdoba. Ojo.
La otra gran cuestión es para Córdoba como ciudad. Hay pocas ciudades donde la universidad sea tan importante. Desde el fondo de la historia. De los 29 patriotas que firmaron el acta de la independencia argentina, 16 habían estudiado en el Monserrat, el antecesor de la UNC. Eso tuvo enorme implicancias políticas y económicas. Muchas élites de otras provincias se educaron por siglos en Córdoba, que así expandió su influencia intelectual. Aún hoy familias de Tierra del Fuego compran un departamento en Nueva Córdoba porque aquí van a estudiar sus hijos. Todo eso se acabará con la virtualidad.
Por eso cuando hablamos de la UNC -y de las demás universidades cordobesas- estamos hablando de la principal industria de Córdoba. Y su futuro debería ser discutido por la sociedad cordobesa, no sólo por docentes y no docentes, para saber cómo vamos a hacer para cuidarla, mejorarla y eficientizarla, para que esa industria siga siendo el pilar cultural, político y económico que casi siempre fue durante 400 años.