Ya sabemos que Sergio Massa, el hombre Ni, el candidato eterno de la avenida del medio, el que quiere estar con dios y con el diablo, y si, no se puede, primero con dios o el diablo, después con el otro y después de nuevo con el primero. Eso es lo que hizo finalmente con Cristina Fernández, de la cual fue jefe de Gabinete, luego enemigo mortal -iba a “meter presos a los corruptos y a barrer los ñoquis de La Cámpora”- y hoy son como chanchos con Máximo Kirchner.
Pero Massa siempre puede sorprendernos otra vez. Ahora, como en el Frente de Todos no saben qué hacer con las elecciones Paso previstas para el 8 de agosto -unos las quieren suspender porque no les convienen y dan como argumento la pandemia- Sergio “Ni” Massa aparece con otra de sus ideas aptas para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero: hacer las Paso junto con las generales.
Es decir, no las suspende, ni las cumple. Simplemente, propone que en el mismo día de octubre en que elijamos diputados y senadores, resolvamos al mismo tiempo la interna de los partidos destinada a elegir los candidatos a esas bancas legislativas por las que ese mismo día vamos a esar votando.
La propuesta de Massa tiene un nombre: se llama Ley de Lemas. Lo que pasa es que no lo usa porque es un método electoral perverso, de lo más sucio que ha dado la política, que no se usa en casi ningún lugar del mundo y que incluso ha ido desapareciendo.
Pero la vocación argentina por el atraso es tal que siempre podemos ir retrocediendo en chancletas hacia el pasado.
¿Qué significaría superponer las Paso y la elección general? Que el mismo día, por ejemplo, podríamos votar por todos los kirchneristas que compiten internamente por ser candidatos a diputados por Santa Fe y también para elegir a los diputados en sí. Se presentarían varias listas, llamadas lemas, del mismo partido. La lista más votada se queda con todos los votos de todos los lemas de ese partido, que le suman a su candidato a la hora de ver quién gana la eleccion con los demás partidos. ç
El sistema provoca una inflación desmesurada de candidatos que se juegan por si de carambola muerden un cargo o logran mostrar que tienen votos. Y genera un caos electoral. En Tucumán, a principios de los 2000, llegó a haber 45 mil candidatos en 3.000 listas.
Cómo será que los tucumanos derogaron la ley de lemas. Igual que Chubut, Jujuy, La Rioja, Salta, San Luis, Santa Fe y Santiago del Estero.
En el mundo existen sólo en Uruguay, pero no para elegir presidente. Honduras la usó en 1985 y generó una crisis institucional.
En Argentina la ley de Lemas apenas subsiste en manera muy limitada en Misiones (solo a nivel municipal) y en forma más general en dos faros de la democracia como son Formosa y Santa Cruz, gobernadas por el mismo partido desde 1983 y por el mismo apellido desde hace prácticamente 30 años.
Ahí nos quiere llevar el buenazo de Massa. El hombre que desea como nadie quedar bien con dios, con el diablo y, ya que estamos, también con cualquiera que pueda estar esperando en el purgatorio.
