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Hola Juez, hola Llaryora: bienvenidos al Partido Cordobés

Hoy, los dos tienen todas pero todas las cartas para ser el próximo gobernador de Córdoba. Hay un pequeño detalle: las elecciones se juegan con un solo mazo de naipes.

16/11/2021 | 18:23

En las elecciones del domingo no sólo elegimos diputados y senadores nacionales. También sirvieron para perfilar el futuro político. Por ejemplo, en Córdoba, después del domingo, los dos partidos políticos mayores ya tienen candidatos casi puestos a gobernador.

Hacemos por Córdoba, la alianza liderada por Juan Schiaretti, ya venía con un candidato casi clavado: Martín Llaryora, el intendente de la capital provincial.

Y, luego del domingo, Juntos por el Cambio también ha encontrado su hombre: Luis Juez es número puesto.

Por supuesto, mil cosas pueden pasar en un año y medio, más o menos la fecha en que habrá que inscribir a los postulantes. Pero, a menos que ocurran terremotos, ellos serán los candidatos.

Por separado, los dos tienen todo para ser los futuros gobernadores. Llaryora es el heredero del modelo de gerencia inventado por Schiaretti y que les encanta a los votantes del Partido Cordobés cuando eligen cómo debe administrarse Córdoba. Y Juez está subido a la ola de Juntos, la vía que eligen esos mismos votantes de ese mismo Partido Cordobés cuando tienen que elegir cómo debería manejarse la Argentina.

Por eso, hoy, Juez tiene todas las cartas para ser el próximo gobernador. Y Llaryora también tiene todas las cartas para ser el próximo gobernador.

Hay un pequeño problema: las elecciones no se juegan con dos mazos de cartas; se juegan con un solo mazo. Y van a tener que robarse las cartas entre sí. El juego ya empezó. Cada uno tiene ventajas y riesgos.

El problema de Llaryora es que gobierna: va a pagar los costos políticos de cualquier error o de las decisiones impopulares. Y no sólo por cualquier traspié en la Intendencia de Córdoba. Porque Llaryora también carga con la Provincia. Un ejemplo bien caliente: el impuestazo inmobiliario con subas de hasta el 61% que acaba de mandar Schiaretti a la Legislatura es un sapo difícil de tragar.

Como contrapartida, Llaryora tendrá los dos mayores presupuestos de la Provincia para hacer propaganda y clientelismo. El Partido Cordobés va a estar atento a contarle esas costillas. Juntos debería empezar ya a monitorear cada cheque.

En ese sentido, Juez no tendrá ni un presupuesto público para comprar votos. La ventaja es que podrá, si quiere, demagogear con el pico todo lo que quiera, prometer el paraíso en la tierra, total no tiene ninguna responsabilidad de gobierno, ni él ni su partido a nivel nacional.

Y Juez tendrá una dificultad bien compleja: localmente va a tener que criticar un modelo, el de Schiaretti. El problema es que ese mismo modelo va a ser muy parecido al modelo que, detalles más, detalles menos, va a promover Juntos a nivel nacional. Gobernar con equilibrio fiscal, gastar la plata en obras de infraestructura que se traducen en empleos reales en lugar de quemarla en subsidios que no dejan ninguna obra, acotar el empleo estatal improductivo, cultivar un clima de cierta convivencia, fueron, en el fondo, parte de las coincidencias que tenían Schiaretti y Macri. Y ya son parte de la doctrina del Partido Cordobés. Y tanto Llaryora como Juez van a tener que recitar esa doctrina de memoria, del derecho y del revés, mientras intentan robarse las cartas entre sí.

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