La desarrollista inmobiliaria Consultatio, del empresario Eduardo Costantini, tenía un gigantesco proyecto para construir el complejo de oficinas más grande del país. Por supuesto, iba a ser en Buenos Aires, en la zona del bajo. Costantini pagó en 2017 una fortuna impresionante por tres terrenos: 140 millones de dólares. E iba a gastar otros 400 para construir la mayor cantidad de metros cuadrados de oficinas de la Argentina.
La crisis no sólo frenó esa inversión. Consultatio acaba de confirmar que ya no construirá oficinas sino principalmente viviendas.
¿Por qué? Bueno, porque la crisis argentina ya tenía en la cuerda floja a los centros de las ciudades. Y el impacto de las nuevas tecnologías en los comercios, en la prestación de servicios y el trabajo también iba haciendo lo suyo.
Pero encima vino la pandemia y aceleró todo. Quedan en las ciudades de todo el mundo miles y miles de locales comerciales vacíos. Muchos no van a volver a ser ocupados por comercios, porque son reemplazados por el comercio electrónico. ¿Oficinas? Ni hablar. Tampoco van a volver: el trabajo desde la casa, el homeoffice, llegó para quedarse con millones de empleos.
¿Los hoteles? ¿Las sedes de los gobiernos? ¿Los centros de convenciones? ¿Las salas de espectáculos? ¿Qué va a quedar de todo eso? Tal vez nada. O mucho menos. Por eso, el mayor proyecto de oficinas que se planificó en el país en dos décadas vira a viviendas.
Nadie sabe bien qué vendrá ahora. Lo que se sabe es que los centros de las ciudades nunca volverán a ser como antes. La pregunta es clave para todas las ciudades. Y para ciudades como Córdoba, atrapadas en una crisis urbana, administrativa, de infraestructura y de servicios desde hace muchísimos años, la pregunta se vuelve más crucial.
Por ejemplo: ¿seguirá siendo lógico invertir en departamentos para universitarios si la enseñanza queda a distancia para siempre? ¿alguien imagina el impacto migratorio, económico y cultural en una Córdoba que deje de ser ciudad universitaria? ¿tendrá sentido seguir soñando con un subte si deja de ser necesario ir a ningún centro para comprar o trabajar?.
A la eterna crisis del transporte de colectivos, ¿hay que seguir buscándole salidas radiales y reguladas como siempre? La ciudad que siempre aprovechó estar en el centro del país para ofrecerse como sede de congresos, convenciones y hasta megareuniones de amigos, familiares o colegas ¿podrá seguir viviendo de eso? ¿cuántos hoteles podrán quedar en pie?
La cuestión clave: ¿la Municipalidad tiene que cambiar urgente sus políticas para que los cordobeses volvamos a vivir al centro antes de que el centro quede desolado y todos huyamos despavoridos para siempre? ¿cómo se hace para que una familia vaya a vivir a Colón y General Paz?
Son todas preguntas urgentes. En el mundo ya están tratando de responderlas. En Argentina, y en Córdoba en particular, al menos podríamos empezar a discutirlas.