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Cadena 3

Golpe al interior

En bondi o en avión, Fernández nos concentra en Buenos Aires

Si había lugar en Aeroparque, un piso de equidad obligaba a habilitar a las low cost, que no pueden usar ni El Palomar de noche. Pero el gobierno prefirió darle aún más ventaja a Aerolíneas.

03/01/2020 | 14:28

“Soy el más federal de los porteños”, dijo Alberto Fernández luego de ganar las Paso. Qué simpático. Ahora, todo, todo, lo que hace nos lleva al pasado, y siempre, por supuesto, pasando por el Gran Buenos Aires.

Obediente con el kirchnerismo que tiene su base política fundamental en el conurbano bonaerense, Fernández está restituyendo velozmente los vergonzosos subsidios que Cristina Fernández estableció para privilegiar a esos votantes y que el gobierno de Macri había avanzado en desmontar levemente.

Fernández está restituyendo los multimillonarios subsidios a la electricidad y los de los colectivos. Y mantiene y engorda los subsidios a los trenes, al agua y a las cloacas.

Su gobierno ni siquiera disimula su cinismo. Mientras al gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, le paga los subsidios a los colectivos, los trenes y el agua con plata de todo el país, arenga a los demás gobernadores a que también congelen tarifas, pero sin darles los mismos subsidios.

El más federal de los porteños también está desmontando rápidamente la revolución de los aviones para cumplir la promesa que hizo a los gremios aeronáuticos de restituir el desastroso monopolio de Aerolíneas Argentinas. 

Ayer dio otro paso al volver a permitir que los vuelos de Aerolíneas a países vecinos vuelvan a usar como base Aeroparque, en lugar de Ezeiza. Mientras, las low cost que demostraron ser capaces de volar en el interior y bajar precios siguen condenadas a El Palomar, adonde no pueden operar durante la noche por orden judicial. 

Si había lugar en Aeroparque, un mínimo de igualdad de oportunidades obligaba a permitir que las low cost pudieran usar ese aeropuerto de cabotaje para sus vuelos de cabotaje. Pero no: el aeropuerto de cabotaje será para que Aerolíneas haga vuelos internacionales.

Así, Fernández prefirió darle aún más ventajas a Aerolíneas, una firma fallida que no puede competir con las demás empresas ni siquiera con la deslealtad de los 200 millones de dólares que le regala el Estado cada año.

La revolución de los aviones ya es una contrarrevolución. El más federal de los porteños acaba de mocharle un poco más las alas al interior.

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