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Cadena 3

La quinta pata del gato

El vaso medio lleno de la corrupción

Argentina cayó 12 puestos en ránking de Transparencia Internacional. Pero no todo está tan mal: Corte firme, Boudou condenado y coimeros cautelosos.

28/01/2021 | 11:32

Medir la corrupción es muy difícil. Se la intenta medir justamente porque no la vemos. Eso trata de hacer Transparencia Internacional en todos los países. Su índice es el más prestigioso. Por ejemplo algunas instituciones como el Banco Mundial lo toma en cuenta para dar créditos.

Acaba de conocerse el ránking de corrupción 2020. Argentina quedó en el puesto 78 sobre 179 países. Cayó 12 puestos sobre el año pasado. Y obtuvo 42 puntos, 3 menos que el año pasado. En general, tendemos a ver el vaso medio vacío. Porque es una desmejora.

Sin embargo, yo hoy estoy optimista. Y tiendo a ver el vaso medio lleno.

Por empezar, Argentina sigue estando mucho mejor que en 2015, cuando ranqueaba 168, entre los 15 más corruptos.

Tampoco estamos tan mal en América latina. Estamos quintos, detrás de Uruguay, Chile, Costa Rica y Cuba. Y que Cuba esté mejor es un error del sistema: es una dictadura donde la nomenclatura que manda no necesita violar ninguna ley para hacer lo que quiera. Sin Cuba, estamos cuartos. Mucho mejor en el ránking que los otros 13 países medidos de América latina.

Es cierto que la pandemia ha facilitado que los gobiernos intervengan mucho más y sean más discrecionales. Hay más riesgo de la corrupción. Por ejemplo, la emergencia les permite comprar sin licitación. Como pasó con Desarrollo Social este año.

Pero Argentina ha tenido logros el año pasado. Por ejemplo, no se cayó la causa de los cuadernos del chofer Centeno, que llevó por primera vez a la Justicia a funcionarios y empresarios que admitieron públicamente coimas y extorsiones, gracias a que estrenamos las declaraciones de arrepentidos. Sólo por eso, están todos con las barbas en remojo.

Otra: pese a la tremenda presión que ejerce el kirchnerismo ocupando casi todo el poder del Estado, las causas por corrupción no se cayeron del todo. La oposición se mantiene unida y logra impedir que tomen por asalto la Corte Suprema. Y el presidente y el peronismo más moderado no terminan de impulsar las reformas judiciales que quiere el cristinismo. Hasta ahora no hubo indultos ni amnistías. La condena al exvicepresidente Amado Boudou quedó firme, por más que la cumpla cómodamente en su casa. No tiene precedentes.

Por eso, digo, no estamos tan mal si vemos el vaso medio lleno. Con un poquito de buena voluntad, claro.

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