¿Será Martín Guzmán el ministro de la pospandemia? Hay versiones para todos los gustos. Lo que está claro es que, por ahora, el ministro no está mostrando una hoja de ruta. Ayer, en una entrevista concedida a La Nación, Guzmán dio respuestas de manual, contradictorias, que revelan que no tiene todavía un rumbo definido, tal vez porque el Presidente no se lo ha pedido.
Por ejemplo, le preguntan por las posibilidades de dejar atrás el cepo una vez que se acuerde con los bonistas. La respuesta de Guzmán es contradictoria. En definitiva, dice que dejar el cepo es algo que no se puede hacer de un día para el otro y que primero hay que acumular reservas. Pero es que ese es el problema: es casi imposible acumular reservas si hay un cepo, dado que así nadie suelta un dólar que pueda ser captado por el Banco Central. De hecho, las reservas del Central han seguido cayendo en julio.
Otro ejemplo. Le preguntan a Guzmán si hay riesgos de hiperinflación, y el ministro dice que no, que “de ninguna manera”, porque el del gobierno “es un frente político muy fuerte capaz de prevenir y evitar todo ese tipo de situaciones” y asegura que, basado en ese poder, el gobierno va a ser capaz de retirar de la calle los pesos que hagan falta si hay que parar la inflación. O sea, que el gobierno tiene poder para hacer un ajuste monetario.
No deja de ser otra contradicción. El gobierno está en control de la situación justamente porque hace lo contrario de un ajuste monetario, porque imprime y reparte pesos a rolete con el IFE, a los intendentes del Conurbano, a los gobernadores y al sector privado con subsdios a los salarios. Cuando haya que cerrar esas canillas para sacar pesos, ¿tendrá en ese momento el gobierno el poder suficiente que Guzmán da por sentado?
El poder que Guzmán piensa para reducir la cantidad de pesos se construye precisamente con el reparto de esos pesos, no con el recorte de esos pesos. Estas son algunas de las contradicciones en las que navega un ministro que aún no muestra un plan concreto.
