Volvió el presidente de viaje y volvió recargado, envalentonado. Y parece totalmente encolumnado tras el plan K para controlar a los fiscales. Y, según dijo, también para frenar la inflación.
Dijo que está muy preocupado por el aumento de los precios, que la inflación es inexplicable porque no hay ninguna razón, acusó a “algunos” de aprovechar el momento. Y dijo que ha venido “muy decidido a poner orden” porque “esto tiene que parar”.
¿Qué significa que ahora sí le va a poner fin a la inflación?
Ciertamente no es un cambio de enfoque. No es que Fernández haya descubierto algo nuevo.
De hecho, su explicación de la inflacion es la misma de siempre: es culpa de las empresas privadas. Por eso volvió a apuntar a las fábricas de alimentos. Dijo: “Algunos están apurando su ganancia y están perjudicando a la gente”.
Al presidente no le entran balas. Viene de Europa, donde operan las mismas marcas que acá (Nestlé, Johnson&Johnson, Danone, Procter & Gamble), pero resulta que allá los precios no aumentan y acá sí.
Y el fin de semana, mientras el Presidente bajaba del avión, YPF, que no es una codiciosa empresa privada sino una empresa estatal, clavó el sexto aumento de la nafta en lo que va del año.
Así que -sin cambiar de teoría, con el mismo pensamiento de siempre- el Presidente nos dice que ahora sí viene “muy decidido a poner orden”.
Y eso es lo más sorprendente de todo: o sea que hay inflación no porque su política haya estado errada, sino porque hasta ahora él mismo no estuvo decidido a poner orden. Según su propios dichos, basta que él decida que “esto tiene que parar” para que los precios dejen de trepar.
La verdad, es una pena que lo haga recién ahora. Lleva 17 meses de gobierno. El mismo tiempo que todos venimos perdiendo c0ntra la inflación. Si era sólo cuestión de ponerse las pilas, te las hubieras puesto antes, maestro.