Esta semana fue casi un escándalo la decisión de Alberto Fernández de alterar la Corte Suprema, algo que el presidente antes rechazaba. Es el plano político: el gobierno hace lo que decía que no había que hacer.
En el plano de la economía pasa algo parecido.
¿Te acordás que en la campaña electoral decían que había que dejar de subir las tasas de interés para tratar de controlar la inflación y el dólar, que era lo que hacía Macri? Bueno, ahora el Banco Central acaba de obligar a los bancos a que paguen 5 puntos más de interés a los ahorristas en plazos fijos, para tratar de que no se vayan al dólar y a los precios.
¿Te acordás de que prometían que iban a terminar con la bola de nieve de las Leliqs y que en lugar de pagarle intereses a los bancos por esas letras les iban a dar aumentos a los jubilados. Bueno, hoy el volumen de Leliq es récord y en plena recesión los bancos están cobrando 38% anual. Y crecen a toda velocidad porque el Banco Central tiene que retirar así del mercado los pesos que imprime para el Estado. Y los sueldos de los jubilados no han subido en términos reales.
¿Te acordás de que también fustigaban al macrismo por dolarizar la deuda? Bueno, el ministro Martín Guzmán decidió que va a emitir bonos en dólares por 1.500 millones de dólares para dárselos en canje a los acreedores a los que el Estado les debe bonos en pesos y que no acepten renovarlos en la misma moneda nacional.
¿Y te acordás que, como principio general, criticaban que se tomara deuda, más todavía si era en dólares? Bueno, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof está que truena porque la oposición no apoyó en la Legislatura su pedido para endeudarse en 500 millones de dólares nuevos con organismos internacionales.
Por supuesto que cada una de estas cosas tiene su explicación y sus justificaciones, empezando por la pandemia. Todas debatibles.
Pero ese es justo el problema. Cuando este gobierno masacraba con críticas al anterior por las Leliq, por las tasas de interés, el dólar, la inflación y la deuda, también había explicaciones y justificaciones. Todas debatibles. Exactamente igual que ahora.
