Pasó un poco inadvertido. Pero es probable que sea inédito en el país con más sindicatos por metro cuadrado. Ayer, el Sindicato de Petroleros de Neuquén fue a la justicia neuquino con una medida de amparo para pedir que los fiscales se animen y garanticen el tránsito en los más de 20 piquetes con los que desde hace 17 los empleados estatales autoconvocados de la salud frenaron toda la actividad petrolera.
O sea: un sindicato le pide a la Justicia que desaloje a otros gremialistas. Están pasando demasiadas cosas raras… en Neuquén.
Es que el famoso “Estado presente” parece haberse mudado con Marcos Galperin a Uruguay.
El gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, no se anima a hacer nada. La sociedad neuquina, en gran parte a sueldo del Estado, respalda al personal de salud. El resto de los estatales nucleados en ATE hicieron paro hoy para pedir los mismos aumentos que los que cortan las rutas. Y Neuquén no tiene la plata.
El gobierno nacional también está mudo. El secretario de Energía puesto por Cristina Fernández es neuquino. Se llama Daniel Martínez. Y nadie sabe bien qué le importa más: si el daño de 17 días de paro en la producción de gas y petróleo o el daño que el conflicto le hace al gobernador Gutiérrez del Movimiento Poder Neuquino, al que Martínez aspira a suceder en nombre del kirchnerismo más fundamentalista.
Por lo pronto, el daño a la economía es enorme. Ayer las productoras de gas ofrecieron en subasta a las generadoras de electricidad apenas un tercio del gas que habían ofrecido un año atrás. Sencillamente porque no tienen gas. Y las petroleras le mandaron una carta a Martínez, que no es profesional universitario ni nunca trabajó en energía, explicándole que, por cada día que no se trabajo, el propio Martínez va a tener que gastar 13 millones de dólares para importar combustibles para poder generar la electricidad que no generará el gas.
En defintiva, el Estado que pretende intervenir en cada vez más detalles de la vida social y hasta privada, huye con cobardía ante cuestiones fundamentales como la libertad de trabajo o la libertad de circular. Cómo será la desaparición del Estado que hasta un sindicato le pide a la Justicia que saque de las rutas a otros gremialistas.