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El modelo en su fase de delirio usual ascendente

La inflación tiene los días contados: ya miden cuánto lugar hay en cada góndola para cada marca de polenta. Sugerencia: prohíban la exportación de albañiles.

21/05/2021 | 15:31

A medida que la inflación rebrota y los planes de Martín Guzmán se diluyen entre la pandemia y la necesidad K de ganar las elecciones a cualquier costo y copar la Justicia, el “modelo” va entrando en su fase de delirio.

Ayer, el mejor ejemplo fue la secretaria de Comercio Interior, Paula Español. La funcionaria había dicho que no le iba a temblar el pulso para intervenir en el sector privado a la hora de controlar la inflación.

Bueno, ayer no le tembló el pulso para hacer un papelón. Difundió fotos oficiales de inspectores de su oficina midiendo con cintas métricas una góndola de polenta. Según la ley, por ejemplo, Español tiene que garantizar que haya 5 fabricantes distintos de polenta en los estantes. Pero ninguno puede ocupar más del 30% de la superficie. Y al menos un cuarto de los proveedores tienen que ser microypequeña empresa, una categoría que nadie sabe bien qué es. Y un 5% de la góndola tiene que estar ocupada por polentas de empresas de la agricultura “campesina” (¿quién usa el término “campesino” en Argentina), familiar, indígena y popular. Vaya uno a saber qué significa todo eso.

Y eso hay que hacerlo con los miles de productos que hay en un súper. Andá a saber de dónde van a sacar proveedores y encima en blanco. Si sos fabricante de polenta te conviene pedirle ya el cuit a tu tía y vender la misma polenta bajo una flamante "empresa familiar".

Que la tarea sea imposible no quiere decir que tenga el menor sentido. El gobierno presentó todo este absurdo como una herramienta más para evitar que suban los precios. Se ve que nuestros funcionarios son unos genios y que los economistas del resto del mundo son unos idiotas. Porque no se sabe de ningún país que haya derrotado a la inflación con estos métodos tan originales.

Tal vez por eso la inflación no parece tener las horas contadas. La inflación de la construcción en abril, por ejemplo, fue del 6,4%.

En una de esas Paula Español podría frenar los precios de la construcción con la misma herramienta con que quiso frenar el precio de las costeletas. Podría prohibir la exportación de ladrillos o de albañiles así hay más para nosotros, como hizo con las exportaciones de carne.

Hasta ahora no se ven los resultados. El primer día los precios en Liniers cayeron 15%. Ayer aumentaron 28%. O sea, el mercado de la carne se quedó sin precios.

Debe ser que ya está haciendo efecto el modelo de acumulación de delirio usual ascendente. Otro golazo asegurado.

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