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Crucen los dedos: se reestatizan los bondis en Córdoba

Tamse viene bajando su déficit real. Aún así, con todos los subsidios que recibe y otros contratos que le da la Muni -que además le paga los colectivos- le faltan 12 millones al mes.

07/09/2021 | 17:25

Finalmente, el transporte urbano de Córdoba está al borde del barranco. Anoche la Municipalidad anunció que le quitó a la empresa privada Ersa dos corredores -más o menos un quinto de todo el sistema- para dárselos a la empresa estatal Tamse. La pandemia, la discriminación cada vez más grave en los subsidios nacionales contra el interior y un sistema laboral vetusto, entre otras causas, han sido demasiado. Los ingresos no alcanzan para otra cosa que gasoil y sueldos. Por eso Ersa ya tenía tantos coches sin ITV. No da ni para el mantenimiento.

Entonces pasa algo previsible. El muerto pasa al Estado, en este caso a la Tamse.

La empresa estatal ya tiene sus problemas, empezando por un tremendo exceso de personal. Para no despedir, en Tamse trataron de generar otras actividades y han venido reduciendo su déficit en términos reales. Compraron una estación de servicio que les permite descargar IVA del transporte y arreglan baches y luces, aunque eso también lo tiene que pagar al final al municipio a precios que no son de mercado. Tamse también recibe, además, como las demás empresas, subsidios nacionales, provinciales y municipales.

Igual, aún contando todo eso, cada mes le faltan otros 12 millones de pesos. Es una cifra enorme: equivale a la mitad de los boletos que vende.

Y aparte están los juicios laborales y los colectivos nuevos. Para eso tiene también que ponerse la Municipalidad, que no los recupera. En junio pagó 525 millones por 30 colectivos. Son más de 13 meses de los ingresos totales que logra generar la Tamse.

Se entiende por qué las empresas privadas no pueden sobrevivir. Nadie les da 12 millones extras al mes ni les regala los colectivos.

La expansión de la Tamse no es un deseo. Es lo inevitable ante un sistema de transporte inviable con la estructura, las reglas laborales y la coyuntura actual. El transporte puede cambiar de manos. Pero lo que tiene que cambiar es todo lo demás.

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