Los argentinos no ganamos para sustos. Ayer, un diputado kirchnerista se descolgó con una propuesta que le puso la piel de gallina a muchos.
El diputado K José Luis Martiarena, de Jujuy, presentó un proyecto para “nacionalizar” los depósitos bancarios. Con una retórica plagada de proclamas nacionalistas berretas, el diputado propuso pasarle todo el dinero “de los bancos” al Banco Central, para que el Estado “recupere el crédito”, terminar con la “usura” y financiar actividades productivas.
El diputado es arquitecto. Tal vez por eso parece ignorar tantas cosas.
Primero, los depósitos que él quiere “nacionalizar”, no son de los bancos. Son de ciudadanos argentinos que los tienen depositados en los bancos. O sea, Martiarena cree que va a castigar a los “malos”, pero está proponiendo tomar por la fuerza la plata a la gente, aunque no lo sepa.
Segundo, terminar con la usura sería dejar de pagar los intereses actuales, que a Martiarena le parecerán altos, pero son menores al a inflación. Es decir, castigaría aún más a los depositantes.
Tercero, Martiarena quiere que el Estado recupere el crédito para orientarlo a la producción. Pero resulta que el 90% del dinero que hay en los bancos ya está prestado al Estado, que prácticamente los obliga a prestarle. Y si no hay crédito para el sector productivo es justamente porque el Estado absorbe todo préstamo para financiar su gasto público improductivo.
El planteo es tan primitivo que nadie debería haberle prestado atención. Sin embargo, los máximos jefes kirchneristas en Diputados (Sergio Massa, Máximo Kirchner), salieron a desautorizar a Martiarena. No dijeron “es un loco suelto” pero faltó poco.
¿Por qué pusieron tanto esmero en desmentirlo? Bueno, porque, aunque disparatada, la idea metió mucho miedo. Es que tanto el Banco Central como el Gobierno han creado dos gigantescas bolas de nieve con la deuda que han tomado con los depositantes a tasas del 40% anual. Y muchos se preguntan cómo va a hacer el Estado para parar eso y devolver esa plata sin tener que emitir cantidades récord de billetes que recalienten aún más la inflación.
No sería la primera vez que, ante situaciones parecidas, un gobierno argentino le pega un manotazo a los depósitos, los confisca o los congela para frenar la inflación. Muchos oyentes recordarán el ahorro forzoso, el plan bonex, el corralito…, variantes con las que distintos gobiernos confiscaron a los ahorristas. Y por eso ayer muchos se preguntaron si, detrás del disparate del diputado, no había un globo de ensayo de un gobierno que no sabe cómo parar la inflación.