Ayer hubo una cumbre internacional para dialogar sobre qué podrían hacer los distintos países para frenar el calentamiento global. Alberto Fernández presidió el encuentro del que participaron muchos gobiernos.
El presidente aprovechó para pedir que haya un canje de deuda por acciones de cuidado del clima. Es más, le pidió al representante de Estados Unidos que influya para que el FMI les dé ventajas a los países endeudados que cuiden el clima. Sólo le faltó poner nombre y apellido, porque justo es Argentina al que debe renegociar su deuda con el Fondo.
La idea suena bonita, pero es difícil que a muchos países les guste. Argentina es por lejos el país más endeudado con el FMI. Así que en un esquema de este tipo sería el más beneficiado. Y eso tiene muchos problemas.
Por empezar, a los demás países que también cuidan el clima pero no tienen dramas de deuda porque hacen las cosas bien ¿qué les va a dar el FMI? Peor: el FMI no tiene recursos propios. Sus recursos son los que aportan los países socios. O sea que los demás países -ponele Uruguay, Chile, Paraguay- además de no beneficiarse deberían, de algún modo, beneficiar a la Argentina.
Hay algo peor. Si te ponés a pensar, Argentina tiene un problema de deuda, en parte, porque durante dos décadas recontrasubsidió el gas -y la electricidad generada con gas- con dinero que el Estado no tenía y que tuvo que pedir prestado. Y, ya se sabe, tarifas tan regaladas promueven el desperdicio y exceso de consumo, en este caso de gas, un combustible fósil. O sea que perdonarle deuda a la Argentina sería, en el fondo, premiar su irresponsabilidad ambiental.
Finalmente, hay algo muy, muy argentino en el pedido de Alberto: ¿por qué a los argentinos siempre alguien nos tiene que ayudar, como si fuéramos inválidos? ¿por qué tendrían que premiarnos por cuidar nuestro ambiente, algo que, se supone, nos beneficia a nosotros mismos?
Somos un país acomplejado, de conspiranoicos que creemos que alguien nos jodió y entonces nos tiene compensar, de mendigos que creemos que los demás nos deben algo. Si no fuéramos este país de impotentes sin orgullo ni ambición, debería ser al revés; debería ser Argentina, con todos los enormes recursos que tiene, la que ayude a otros países a cuidar el clima, en lugar de andar todo el tiempo por ahí dando lástima.