Si todo sale bien, desde el martes vas a poder comprar en los súper leche larga vida a 70 pesos, la manteca de 200 gramos a 120 pesos y el kilo de queso cremoso a 450 pesos.
Vas a poder encontrar esos y 700 productos más, cada uno con un precio fijado. ¿Cómo se llega a eso? Bueno, porque las empresas lácteas aceptaron que el Gobierno les imponga precios. Hay números bastante impresionantes. La cantidad de lácteos dentro de Precios Cuidados se incrementa 45%. El volumen de leche procesada que se va a comercializar así aumenta 80%. Por ejemplo, la cantidad de leche en polvo en Precios Cuidados se multiplicará por 7. La oferta de quesos y de manteca se triplicará.
Obviamente, desde el martes, nuestra atención como consumidores va a estar en si se cumplen o no los precios, si estos estos métodos bien extravagantes que ningún otro gobierno usa sirven para controlar la inflación.
Pero hay más cosas que deberíamos mirar. Una, muy importante, es que con estos mecanismos el propio gobierno está armando un oligopolio tremendo, pese a que las leyes lo obligan a lo contrario, justamente a promover la competencia porque esa es la forma genuina de que se invierta, se produzca más y bajen los costos, es el que está armando un oligopolio tremendo.
No es una fantasía que el propio gobierno arma el monopolio: el "acuerdo" está firmado por las 25 industrias lácteas que procesan casi toda la leche del país y las cámaras de las firmas chicas. Todas prometen vender al mismo precio. Y arreglan entre ellas y con los funcionarios cuántas cantidades y qué productos venderá cada una. La Comisión Nacional de Defensa de la Competencia debería entrar a esa reunión con la Policía y meterlos a todos presos. Desde que se repartían las obras públicas en la Cámara Argentina de la Construcción, como mostró la causa de los cuadernos, que no pasaba algo así.
¿Y la competencia? ¿para qué el gobierno hace la payasada de salir a medir góndolas para exigir la ley de góndolas, con la que dice que quiere bajar los costos con una mayor competencia si después hace esto?
El monopolio ya tiene su próxima víctima: los tamberos, a los que la industria, monopolizada con la fuerza del Estado, les congelará el precio de la leche. Si la inflación sigue, los tamberos no tendrán incentivo para invertir y producir. Y faltará leche. Ahí las víctimas seremos nosotros, que andá a saber cuánto tendremos que pagar la manteca cuando el esquema sea insostenible.
Otra cosa grave: esto no es un acuerdo. Las empresas firmaron bajo presión: el gobierno amenazaba prohibirles exportar, como hizo con las carnes. Y en Argentina eso se puede hacer porque hace rato se perdió la libertad de trabajar y comerciar. Con leyes de emergencia eternas, un Congreso que cede facultades y gobiernos que aprovechan cualquier excusa para legislar por decreto, hasta ahora nadie logró aún un fallo que diga lo obvio: se viola la Constitución.
Es sólo bajo un clima de amenaza, de riesgo de perderlo todo, que el sector privado puede aceptar todas estas cosas que son leche para hoy y desinversión para mañana.