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Cadena 3

Corrupción

Sueños partidos: la utopía de una justicia fallida

La causa de sueños compartidos tiene casi una década. Fue el modo de comprar cobertura ideológica con fondos públicos sin licitar. Ningún preso y cada vez más sobreseídos.

26/12/2019 | 14:24

La veloz catarata de liberaciones y sobreseimientos en causas por corrupción K no para. Hoy fue el turno del sobreseimiento de 25 imputados en la causa de Sueños Compartidos, que casi una década después sigue investigando una presunta defraudación al Estado a través de Madres de Plaza de Mayo.

Entre los 25 sobreseídos están la hija de Hebe Bonafini, Alejandra. Y la exministra de Economía de Néstor Kirchner, a la que después de que el encontraran decenas de miles de dólares en negro en el baño de su despacho, le dieron un puesto rentado en Madres de Plaza de Mayo.

La causa tiene todos los condimentos de la injusticia dependiente, lenta y tuerta de la Argentina. Por empezar, el primer juez en intervenir fue Norberto Oyarbide, que confesó haber sido “apretado del cogote” para sobreseer en tiempo récord a los Kirchner por enriquecimiento ilícito en 2009.

También es una muestra gratis de cómo se quema el presupuesto de un Estado siempre en déficit para construir poderes políticos con vocación totalitaria.

La Auditoría General de la Nación determinó que entre 2005 y 2011 el Estado les entregó a intendentes y gobernadores casi 1.300 millones de pesos para construir viviendas siempre que contrataran a Madres de Plaza de Mayo. Pero, claro, como Madres de Plaza de Mayo no sabía construir viviendas, Hebe de Bonafini le pidió a su apoderado, Sergio Schoklender, que contratara a constructoras. Que terminaron siendo empresas del propio Schoklender.

Según la AGN se entregaron sólo el 17% de las viviendas adjudicadas. El dinero se desvaneció.

Todo es muy obvio, sucedió delante de nuestras narices. Eran los tiempos en que Néstor y Cristina, a quienes jamás se les había conocido interés alguno por los derechos humanos, comenzaban a escriturar a su nombre a los organismos de derechos humanos, que se transformaron en dadores voluntarios de legitimidad de los gobiernos K, en un intercambio frenético de subsidios y declaraciones de respaldo, de aplausos en la Rosada por indemnizaciones y pensiones, de actos de Bonafini en contra de los enemigos de turno y acomodos y puestos en el Estado.

Jorge Asís opinó así en su momento: “Con la izquierda adentro, se roba mejor”.

Y la propia Bonafini expresó mejor que nadie la coartada de este sistema perverso: “Una cosa son los Schoklender ellos y otra son las Madres, que pusimos el cuerpo 34 años para reivindicar a nuestros hijos”.

Casi una década después, de los 11 funcionarios, gobernadores e intendentes involucrados en este reparto de fondos públicos sin licitación a beneficio del incremento de poder del presidente de turno, no hay ninguno detenido. Ni siquiera los Schoklender. Desde hace más de un año espera un juicio oral que nunca llega. El único preso es el lanzador de bolsos José López, pero no por esta causa sino por otras.

Los Sueños Compartidos son el sueño partido de una justicia que se escapa.

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