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Cadena 3

Corrupción

Presos políticos en la Argentina y tiburones en el Suquía

El kirchnerismo y el cristinismo nos ponen a discutir si hay "presos políticos" o "víctimas de detenciones arbitrarias". El fin es el mismo: tornar nulos los procesos judiciales contra la corrupción.

10/02/2020 | 16:30

Tengo un amigo muy mentiroso, no voy a decir el nombre, que utiliza una técnica infalible para que las mentiras más absurdas pasen derecho sin que nadie las discuta. Por ejemplo, el tipo te puede decir que en los 50 hubo una invasión de tiburones en el Suquía y antes de que vos pienses que eso es ridículo él te describe con lujos de detalles que por esa razón se desató un gran conflicto entre la Provincia y la Municipalidad, que discutían de qué especie eran, si eran un peligro y quién debía hacerse responsable. Al final vos te quedas pensando que los gobernadores y los intendentes de Córdoba vienen peleando desde los 50 y dejás de preguntarte si es verdad o no que hubo tiburones en el Suquía.

Algo así está pasando con la discusión dentro del Gobierno sobre si en Argentina hay presos políticos o víctimas de detenciones arbitrarias.

El cristinismo fuerza la máquina, quiere hacernos creer que Milagro Sala, que está con detención domiciliaria, es una encapuchada de la Esma. Claro, a Alberto Fernández eso lo pone en un aprieto, porque, si hubiera presos politicos, es decir personas privadas de su libertad por fuera de la Justicia, entonces estarían detenidos por alguna dependencia del Estado y el responsable sería él.

Es inadmisible. Y como su poder es prestado por Cristina, Alberto tiene que bancarse que hasta ministras de su propio Gabinete, puestas por CFK, lo contradigan, le digan en la cara que en su gobierno hay presos políticos. Pero Alberto prefiere decir que hay detenidos arbitrarios, entonces sigue siendo un problema de la Justicia. Es una presión sobre los jueces la que está haciendo el Presidente. Está todo lindo y es evidente que ha estallado una interna.

Ahora, el efecto es que en nuestra sociedad se va instalando que toda la actuación judicial contra casos de corrupción en los 12 años K están viciados, son ilegales, sea con presos políticos o detenidos arbitrarios. Si son lo primero, Alberto los debe liberar. Si son lo segundo, los jueces que los detuvieron deben ser juzgados y los juicios deben declararse nulos.

O sea, mientras nosotros debatimos si son una cosa o la otra, van a tener que quedar libres. Y ellos quieren meter a todos en el mismo bolso, desde Milagro Sala a Amado Boudou, que está preso con una sentencia firme, pasando por Julio De Vido.

Podemos pensar que como muchas otras veces el peronismo está simulando ser su propia oposición, que esto es una estrategia a dos pinzas, fríamente planeada para presionar formidablemente sobre los jueces y conseguir que se caigan todas las causas judiciales, incluidas las que más importan: las que afectan a CFK y su familia.

O tal vez no, tal vez es un enfrentamiento obvio. Alberto es un presidente que le debe su puesto a Cristina. Y necesita fortalecerse, sobre todo frente al ajuste en marcha, donde también el kirchnerismo le puede sacar la silla.

Una forma de hacerlo es presentarse como la versión moderada y racional de la alianza K. Y lo logra con esto. Al negar que en Argentina existan presos políticos sino detenidos arbitrariamente, de algún modo consigue la simpatía del antikirchnerismo. Pero ojo que el resultado final, si esa línea se impone, va a ser el mismo: que todos queden libres y, sobre todo, que nadie investigue más a CFK.

Nosotros, distraídos, vamos a terminar discutiendo de qué especie son, pero los tiburones, todos, van a quedar libres.

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