Ya se ha marcado mil veces la iniquidad con que se aplica el ajuste económico, que sigue recayendo sobre el sector privado, mientras quienes viven del Estado están mucho más protegidos.
Esto sigue profundizándose. Basta ver lo que pasa cada día. Mientras en el sector privado, aplastado por los impuestos y la inflación, continúan los despidos, en la Municipalidad de Córdoba hay protestas y reclamos porque no se renuevan 30 contratos, como si mantener a cada persona que pone un pie en el Palacio 6 de Julio fuera un mandato divino. ¿Por qué no pueden rescindirse contratos que se consideren inútiles?
En la Provincia preocupa el déficit de la Caja de Jubilaciones. 16 mil millones de rojo fiscal que la Provincia espera que cubra la Nación. Según publicó ayer la colega Laura González en La Voz del Interior, en el gobierno de Schiaretti están pensando algunas ideas francamente alucinatorias para que todos los cordobeses sigamos pagando las altas jubilaciones de los estatales. Entre otras cosas se ha llegado a hablar de subir ingresos brutos o incluso, escuche bien, ponerle un impuesto al trabajo privado, algo que existe en alguna provincia. Se dan cuenta de lo que estamos hablando, ¿no? Meterle un nuevo impuesto a los asalariados privados para mantener los privilegios de los jubilados estatales de la provincia, cuyo haber medio fue en octubre de casi 53 mil pesos, más del doble que la nacional. La Provincia lo que tiene que hacer es dejar de subir los sueldos públicos, que arrastran a las jubilaciones, y vienen subiendo mucho más que los sueldos privados a los que, encima, les quieren hacer pagar más impuestos.
A nivel nacional, el gobierno de Fernández se prepara para pasar a planta permanente a 10 mil empleados públicos que están con contrato. De paso, para eso, van a dar de baja el decreto de Macri de 2018 que congeló las vacantes en el sector público. Es un toma y daca con los sindicatos ATE y UPCN. Que probablemente va a terminar revirtiendo una exitosa política macrista que logró reducir la cantidad de empleados públicos nacionales. El kirchnerismo había prácticamente duplicado la planta estatal a nivel nacional. El macrismo la achicó en casi 20%. Sólo por exigir el presentimo, por dar un ejemplo, renunciaron 2000 ñoquis. Ahora, el kirchnerismo parece querer volver a abrir la tranquera del empleo público, mientras sobre el empleo privado sigue sufriendo la pérdida de empleos y la caída de salarios de una economía agobiada por los impuestos y la inflación.
