Son épocas de exabruptos. La desesperación y el miedo justifican exageraciones, sobreactuaciones y miserias de todo tipo.
Un gobernador como Gerardo Morales dice que le va a prohibir a estudiantes jujeños volver a su provincia, sin preguntarse si la Constitución se lo permite. Intendentes prohíben el ingreso y salida de sus ciudades, porque les pintó. El sindicato de estaciones de servicio decide que no funcionen los shops de esos complejos, vitales para los camioneros que deben trasladar los alimentos, incluidos los de los afiliados a esos sindicatos.
Tampoco falta el exabrupto de la miseria partidaria. Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo y valuarte de la militancia K, dijo esta mañana: "Si hubiera estado el Gobierno anterior no sé cuántos moriríamos, no hubieran hecho nada más que decir mentiras en los medios diciendo que todo estaba bien”. Se refiere, obvio, al gobierno de Macri.
Si estuviera mejor informada, Carlotto, no se metería en estos terrenos. Hace poco, el periodista Sergio Serrichio recordó hace poco en Infobae que, durante el primer gobierno de Cristina Fernández, el virus A/H1N1, mató a 20 mil personas en todo el mundo, de las cuales una enorme cantidad, 626 murieron en Argentina. Para darse una idea, equivalen al 20% de todos los muertos que dejó hasta ahora el coronavirus en China.
La tasa de mortalidad argentina fue 18 veces más alta que la del resto del mundo. Algunas de las razones fueron que el gobierno K se tomó livianamente aquella peste declarada pandemia por la OMS el 11 de junio. Por ejemplo, el 28 de junio, todos fuimos a amontonarnos a las escuelas para votar porque poco antes a Cristina Fernández se le había ocurrido adelantar las elecciones legislativas de aquel año. Esas elecciones fueron un hito en la aceleración de las muertes.
Pero, claro, a esto Carlotto tal vez ni lo sepa. Aunque jamás se le caiga la palabra memoria de la boca, sobre todo en una fecha tan dolorosa para todos como la de hoy, 24 de marzo.
