Como todo el mundo sabe, el dólar es un dolor de cabeza en Argentina. Todos queremos cubrirnos de la inflación y estamos dejando al Banco Central sin reservas.
Los economistas dicen que sólo se pueden hacer un par de cosas. Una es devaluar aún más para que el dólar sea tan, tan caro que dejemos de demandarlo. Otra es cerrar aún más el cepo: prohibir hasta la compra los 200 dólares al mes.
El presidente ya dijo que, por ahora, no quiere hacer nada de eso. Claro, cualquiera de esas cosas tiene costo político.
¿Cómo piensa hacer entonces para tratar de frenar la fiebre del dólar? El gobierno apuesta a bajar la cotización del dólar contado con liqui. Ese dólar se consigue comprando con pesos bonos del Estado en dólares. Uno luego vende esos bonos en el exterior y el comprador de afuera se los paga con dólares. Cuanto más baratos son los bonos del Estado, más baja es la cotización de ese tipo de dólar.
Bueno, el plan del gobierno abaratar esos bonos vendiendo 7 mil millones de dólares en bonos del Estado que hoy tienen el Banco Central y la Anses. Entonces así bajaría el dólar contado con liqui y se calmaría el dólar en general.
Puede funcionar un tiempo. El problema es que hacer eso contradice muchas cosas que ha dicho el kirchnerismo. Porque, hoy esa deuda, esos bonos, están en manos del Banco Central y de la Anses. De algún modo, el Estado se la debe a sí mismo. Pero al venderlos estos bonos van a pasar a las manos privadas que los compren. O sea que deuda interna del Estado con la Anses, por ejemplo, se va a transformar en deuda externa del Estado con privados.
O sea que el gobierno K va a aumentar la deuda neta en dólares para tratar de contener el dólar. Que es lo mismo que le había criticado al gobierno anterior.
