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Cadena 3

La quinta pata del gato

Peligro, empresas: La Cámpora se pasa a nafta

Por capricho ideológico, quieren prohibir que el Estado provincial compre nafta o gasoil que no sea de YPF. Discrimina a miles de estaciones y refinadoras tan argentinas como YPF.

23/12/2020 | 12:04

Argentina se desliza desde hace mucho a la pobreza. Sin embargo, sigue dándose el lujo de espantar a cualquiera que quiera trabajar, producir, invertir.

No hay día en que no haya un nuevo caso.

Ayer, la cámara de Diputados de Buenos Aires le dio media sanción a una ley caprichosa que forzó La Cámpora, por la cual se obliga al Estado provincial que gobierna Axel Kicillof, a sus empresas y entes, a comprarle combustibles solamente a YPF.

El proyecto aduce razones absurdas. Dice que es una “apuesta estratégica” para lograr el “autoabastecimiento energético” para reconstruir "la producción, la industria y el consumo, devastados por el neoliberalismo”.

La descabellada idea daba vueltas hace rato. Las más de 1.200 estaciones de servicio que no venden combustibles YPF, pero son tan bonaerenses como las que sí los venden, le habían pedido a Kicillof que parara una discriminación tan grotesca. Interpretaron que Kicillof estaba de acuerdo con ellos. Sin embargo, ayer La Cámpora se pasó a nafta y le dio media sanción al proyecto.

La ley, si la aprueba el Senado, también será un castigo para las refinadoras Raizen, Axion y Puma, las otras grandes fabricantes de nafta y gasoil del país, que tienen sus plantas precisamente en Buenos Aires.

Esas industrias son tan argentinas y bonaerenses como YPF. Son personas jurídicas creadas bajo la ley argentina y bonaerense y en ellas trabajan básicamente argentinos y bonaerenses. Puede que en algunas sus capitales sean parcial o totalmente extranjeros. Pero eso también es cierto al menos en parte para YPF, cuyas acciones cotizan en Nueva York. Y, que se sepa, no es ningún pecado que alguien de afuera se anime a invertir en Argentina. Más bien, es una demostración de valentía que deberíamos agradecer.

Solamente la ceguera estatista puede justificar estas ideas, que además de injustas, distorsionan gravemente el funcionamiento del mercado. Para demostrarlo basta imaginar un extremo en el que el Estado bonaerense fuera el demandante del 90% de los combustibles. Y donde YPF produjera la mitad. De un día para el otro, el 40% de la flota completa bonaerense no tendría nada para cargar en el tanque. Y, al mismo tiempo, las petroleras que no son YPF deberían parar las refinerías sin tener dónde guardar ya el combustible. Aunque su efecto será más acotado, la ley camporista pone en marcha exactamente esa lógica destructora del mercado.

Es un daño causado por una mera obsecación ideológica.

Es increíble que Kicillof no ponga ni las manos. En marzo había anunciado que quería declarar a Buenos Aires como provincia petrolera, en igual condición que las patagónicas. Su argumento era que, aunque en Buenos Aires no se extrae crudo, se destila el 80% de los combustibles del país. Se ve que se olvidó de avisárselos a sus legisladores camporistas más fanáticos.

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