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Cadena 3

Salud y economía

Las provincias (y el país) en “El mes de la marmota”

Todo indica que la Nación va a tener que fotocopiar por varios meses más las medidas de emergencia. Empezando por el auxilio a provincias.

18/05/2020 | 14:25

El reloj no perdona y las provincias tienen que volver a pensar en cómo juntar para pagar sus voluminosas nóminas salariales.

No le pasa solamente a Chubut, el mayor desastre administrativo de los últimos años, donde ayer domingo los empleados públicos, que hace un año festejaban haberle sacado aumentos electoralistas impagables al gobernador Arcioni, se movilizaron, pese a la cuarentena, para reclamar que les terminen de pagar los sueldos de marzo.

Les sucede a todos. En Córdoba aclaran que todavía es muy temprano para saber cómo se hará para pagar. Pero temen que la recaudación propia sea este mes inferior en términos nominales, es decir sin contar la inflación, a la de mayo del año pasado. En términos reales, se recaudaría 40% menos. A la coparticipación le pasa lo mismo. Pagar sueldos, así, es una incógnita.

Los gobernadores ya están mirando de nuevo a Alberto Fernández, el gordito dueño de la impresora de billetes. Jamás las provincias fueron tan dependientes. Fernández les va a tener que dar más que lo que ya les dio por arriba de la coparticipación para que la peste de Chubut no se propague más que el coronavirus.

Pero no son las provincias las que empiezan a sentir que cada cuatro semanas vuelven a vivir el mismo “Mes de la marmota”.

En el día 60 de la cuarentena, y aunque el confinamiento empezó a flexibilizarse, todas las emergencias dispuestas por el gobierno nacional van a tener que fotocopiarse para dos o tres meses más: la prohibición de despidos, la doble indemnización (que ya rige desde diciembre), el subsidio a los sueldos privados, el permiso para dejar de pagar los servicios públicos, la movilidad jubilatoria por decreto, la tarjeta Alimentar, el IFE y decenas de cosas más que se van a tener que seguir pagando con pesos de fantasía.

Estamos a punto de aprender una cosa: a las cuarentenas es fácil entrar; lo difícil es salir de ellas. Y más en un país como el nuestro, donde tantos subsidios de emergencia, tantos “impuestos por única vez”, tantas leyes por Decreto de Necesidad y Urgencia, se quedaron a vivir con nosotros para siempre.

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