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Precios

La nueva fantasía de Duhalde para explicarnos la inflación

La nueva "solución": comprar a granel. Pero resulta que los precios mayoristas de alimentos y bebidas subieron 62,9% en 2019. Y los minoristas 56,8%. Todo sea por no hablar del déficit fiscal.

19/02/2020 | 13:24

La casta política argentina sigue haciendo una pirueta tras otra para sacarse la responsabilidad por la inflación perenne de la Argentina. A veces buscan chivos expiatorios. Otras, proponen remedios ridículos.

Ahora apareció Eduardo Duhalde, con una receta nueva para bajar la inflación. Según le propuso al presidente Alberto Fernández la clave para frenar la inflación es que los productos se empiecen a vender a granel.

Los argumentos para demostrar que la inflación no tiene nada que ver con la venta minorista son interminables. Por empezar, la inflación es un fenómeno prácticamente desaparecido en el mundo civilizado y en todos esos países la venta a granel es marginal.

Puede que las arvejas se consigan más baratas a granel que en latita. Pero siempre ha sido así, con inflación o no. Los precios de la arveja, en una u otra modalidad, van subiendo más o menos en paralelo. Si no, si la inflación se hubiera acumulado sólo en las arvejas en lata a través de los años, las arvejas a granel ya tendrían que parecernos casi gratis en comparación.

Pero no sólo hay argumentos teóricos. Las estadísticas demuestran que la inflación argentina no es culpa del comercio minorista.

Miren estos datos. En diciembre, los precios minoristas de alimentos y bebidas subieron 3,1%. En cambio los precios mayoristas de alimentos y bebidas aumentaron 4,3%. O sea, aumentan más los precios mayoristas, en bolsa, de la harina, del aceite, de las lentejas o de lo que ustedes quieran que los paquetitos de esos mismos productos que comprás en el súper.

Y no es cuestión de un mes. En todo 2019 los precios mayoristas de alimentos y bebidas subieron 62,9%, mientras los minoristas aumentaron mucho menos: 56,8%, seis puntos menos.

La verdad es que tendríamos que frenar este tren fantasma donde a cada rato aparecen estos políticos culpando el lunes a los productores, el martes a presuntos monopolios industriales, el miércoles a los distribuidores mayoristas y el jueves al comerciante minorista. Son tan chantas que ni siquiera en eso se ponen de acuerdo.

Pero son unos vivos. Porque todo eso sirve para ocultar la verdad: una buena parte de los políticos argentinos, desde intendentes a presidentes, son unos ineptos que no saben manejar el poder si no es quemando el dinero público en clientelismo y a favor de las corporaciones que se apoderan de un Estado que los políticos que elegimos no logran controlar. Ello lleva al déficit perpetuo y eventualmente a la emisión descontrolada, los impuestos recesivos y la desaparición de crédito.

Dejen de fabular con explicaciones falsas de la inflación. Y aprendan a gobernar sin déficit, alguna vez.

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