El gobierno y el Banco Central ya no saben qué hacer para prohibir el acceso del sector privado a los poquísimos dólares que le quedan.
Ayer se pusieron en marcha nuevas medidas para dificultar que las empresas pidan dólares oficiales para varias cosas. Por ejemplo, para pagar deudas en el exterior. O para que importen aún menos de lo que ya se importa.
Al mismo tiempo vende dólares que tiene y dólares que no tiene (dólar futuro) para tratar de calmar a las fieras y que no suba más el blue. ¿Por qué tiene que frenar el blue? Porque cuanto más alto está el Blue más tentador es que todos vayamos a comprar los 200 dólares que podemos comprar por mes al dólar turista y los vendamos en el Blue ganando con eso más de 4.500 pesos.
De hecho, hubo muchas versiones de que el Banco Central evaluaba reducir aún más esa franquicia de 200 dólares. Por ahora no lo hizo.
Además de tratar de que no nos llevemos los dólares, el gobierno trata de que nos quedemos con los pesos. Por eso elevó la tasa mínima para los plazos fijos: desde ayer los bancos están obligados a pagar al menos 30% anual para plazo fijo.
Todo el paquete tiende a profundizar dos cosas.
Por un lado, la recesión. Por ejemplo, cerrar todavía más las importaciones ya pone en riesgo el abastecimiento de insumos para las industrias que dependen piezas importadas o para muchos productos: desde neumáticos para el transporte, hasta medicamentos.
Y exigirles a los bancos que les paguen más a los depositantes significa que tienen que prestar el dinero a tasas más altas a quienes quieran pedir un préstamo.
Por el otro, nos fuerza a quedarnos con los pesos en la mano, sin poder refugiarnos en otra moneda (que ya no tenemos) para que no podamos evadir el impuesto inflacionario, para que ese impuesto silencioso que el Congreso no legisla, nos agarre con los bolsillos llenos de billetes.
