El flamante presidente de YPF, Guillermo Nielsen, visitó anteayer por primera vez instalaciones de la petrolera en Vaca Muerta. Nielsen será mucho más que el presidente de la empresa estatal. Es el responsable de lograr que las petroleras del mundo confíen en Argentina. El problema para Nielsen es que en los últimos 7 años confiscó la principal petrolera, prometió el oro y el morro en Vaca Muerta, congeló, liberó y luego volvió a congelar la tarifa del gas, fijó, liberó y volvió a fijar el precio del barril, liberó el precio del dólar para exportar el petróleo y luego lo fijó a un valor subvaluado y además le puso un cepo al movimiento de divisas, luego se lo quitó y luego se lo volvió a poner. Mientras, las provincias petroleras y los sindicatos fueron poniendo y quitando impuesto y regulaciones a discreción.
O sea, para las petroleras mundiales, Argentina tiene menos palabra que Bernardo, el ayudante de El Zorro.
Para convencerlas, Nielsen quiere escribirle una cartita a Papá Noel para pedirle que Vaca Muerta se reactive con urgencia. No sólo porque Argentina necesita con urgencia que entren los dólares de esas inversiones, sino porque si seguimos dormidos en los laureles, cuando estemos listos para exportar el gas, es probable que el mundo ya no lo necesite.
La cartita a Papá Noel será un proyecto de ley. Podría modificar la ley de hidrocarburos actual. O ser una ley específica para Vaca Muerta. Y promete contener privilegios, ventajas y garantías para las petroleras mundiales que, para describirlas, va a quedar chica la palabra “entrega” que al peronismo nacionalista más clásico tanto le ha gustado usar para degradar a otros sectores políticos que jamás se animaron a tanto.
