Pescados para todos, o todo lo que está mal (Por Adrián Simioni)

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Pescado para todos, o todo lo que está mal

27/02/2020 | 14:25 | Un Estado loteado a grupitos que hacen acción política con fondos públicos. Competencia desleal para comercios. Con suerte, una vez por año y por pueblo. García Márquez, volvé.

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Entre tantas cosas que volvieron, no podía faltar el regreso de Pescado para todos, aquel brillante programa inaugurado en las épocas de Guillermo Moreno.

El programa sintetiza casi todo lo que está mal con el Estado argentino.

En primer lugar, resalta el carácter “espontáneo” de un Estado loteado y colonizado por camarillas que hacen lo que les pinta, sin mayor fundamento.

En segundo lugar, está el uso abiertamente clientelar de los fondos estatales. El Ministerio de Desarrollo Social entrega estas políticas a algunos de los muchos grupos militantes, que “gestionan” el reparto y lo usan como propaganda. Financian su acción político con impuestos. En la cara de todos.

Tercero, está la típica acción estatal que, siendo inviable, se financia destruyendo a quienes se esfuerzan para lograr una actividad sustentable. Pescado para Todos vende a precios de 20% a 80%, más bajos que los de las pescadería. Pero, claro, no paga impuestos, no paga electricidad, no paga alojamiento para quienes ejecutan el plan (a eso lo gestionan gratis los militantes de cada lugar, según cronicó ayer nuestro colega Milton Copparoni en La Voz del Interior). No está claro quién paga el pescado a los proveedores ni los sueldos. Se supone que si el negocio no cierra al rojo lo cubre el presupuesto nacional.

Con esa diferencia, es suficiente para dejar fuera de juego a los negocios locales, que pagan impuestos, servicios y salarios. Si la competencia desleal les llega a tocar en la previa de Semana Santa, como sucede en Punilla, ni hablar. Es curiosa esta política alimentaria consisten en atacar a quienes distribuyen alimentos todo el año a cambio de pasar con un plan de propaganda política disfrazada de reparto de vez en cuando.

En cuarto lugar, está el unitarismo de siempre. El camioncito solitario que deambula por el interior es parte de un programa más amplio que adivinen adónde sí tiene presencia: en el conurbano bonaerense. Allí la Secretaría de Economía Popular montó ferias itinerantes periódicas. En Córdoba, por ejemplo, hay 437 localidades. En la última semana, a toda furia, el camioncito llegó a 9 pueblos y ciudades de Punilla. Si no afloja el ritmo le va tomar prácticamente todo el año llegar una vez a cada lado, suponiendo que en una sola visita se pueda servir a ciudades como Río Cuarto, Villa María o Córdoba. En todo el país hay 20.563 pueblos.

El Estado dice que así distribuye proteína de pescado a los humildes y le da pelea a la inflación. La verdad, es lo que no dice: así quienes controlan al Estado hacen propaganda.

Sería gracioso sino fuera patético. Decí que ni siquiera a García Márquez se le ocurrió la imagen de un camioncito cargado de pescado que deambula para llegar una vez al año a un pueblito. Si no esta historia iba derecho a Cien años de Soledad. Al fin y al cabo, es la ocasión literaria perfecta para que un niño descubra el hielo.